No vengo a dar pena, porque ni tenéis porqué estar interesados en mi vida personal, ni yo tengo que dar explicaciones de la misma. Pero para que todos estemos en la misma página, basta decir que ha sido una de las peores de mi existencia. Supongo que, como muchos de los que estáis leyendo eso, también vosotros buscáis algo de evasión en esos momentos complicados en un entretenimiento como los videojuegos.
Una Immersión con Mayúsculas
Lo cierto es que ahora he pasado el prólogo de Kingdom Come Deliverance y he abierto el mapa del juego. Sin embargo, aventurarse en un entorno tan hostil sin un caballo y con bandidos acechando no parece una decisión inteligente. Mi partida ha estado dedikada al entrenamiento con el arco y la espada en la ciudad de Rattay, siempre con la esperanza de aprender a defenderme bien. Para que así, pueda acudir al escriba y enseñarle a Henry, el protagonista, a leer sin temer por mi vida.
Kingdom Come Deliverance me ha atrapado con su realismo. Este RPG plantea un escenario donde las decisiones importan de verdad, donde cada acción tiene repercusiones. Aquí no solo se trata de aporrear botones para eliminar enemigos. No, este juego exige más, y eso ha sido un bálsamo en tiempos convulsos. La mecánica de hambre, sueño y heridas que deben ser atendidas, le otorgan un aire de autenticidad que muchos otros juegos de rol apenas logran alcanzar.
Henry me ha Salvado
Este juego me ha brindado una oportunidad de sumergirme en otra realidad. Curiosamente, una de las características que ha hecho que muchos jugadores se alejen en las primeras horas de la saga es precisamente su profunda inmersión. Me refiero a la apuesta total de Warhorse por una simulación medieval, dispuesta a integrar sistemas exigentes en busca de la realismo. Quien venía por un RPG al estilo de Bethesda, puede sentirse perdido en esta densidad; sin embargo, yo que realmente necesitaba desconectarme, encontré un gran refugio.
En los primeros momentos del juego, se pueden realizar actividades como recoger flores, jugar a los dados o experimentar con el sigilo. Aunque Kingdom Come Deliverance no es un juego simple, su introducción es suficientemente amable para que los usuarios se familiaricen con la complejidad del mundo medieval sin desanimarse. Desde andar por las calles de Skalice hasta aprender a abrir cerraduras, el juego invita a explorar, y yo, como un niño en una tienda de caramelos, no puedo resistirme.
Una Aventura Transformadora
Mi aventura con Henry ha sido sanadora. A veces, sumergirse en un mundo virtual puede ser el antídoto perfecto para las penas del día a día. Así, a medida que progreso, me he dado cuenta que, al igual que el protagonista, estoy dejando atrás los traumas del pasado. ¿Quién no ha soñado con poder forjar un futuro más brillante? Quizás alguno de ustedes también se sienta así. Me he obsesionado con su historia, deseando descubrir qué más le depara el destino.
Me siento privilegiado de haber descubierto este juego en un momento de necesidad. Kingdom Come Deliverance no solo me entretiene; proporciona una conexión profunda con su mundo, lleno de rutinas y personajes que parecen cobrar vida. A veces, se necesita un videojuego que no solo entretenga, sino que invite a la introspección y reflexión.
Gracias a este hecho he decidido dar una oportunidad a la primera parte que llevaba años en mi biblioteca sin ser explorada. Durante los primeros días de la semana, no había tenido anhelo ni apego hacia ningún videojuego, ni siquiera me decidía por una plataforma. Pero desde que he iniciado el viaje con Henry, he abandonado la apatía y me he dejado llevar por su historia fascinante en la Bohemia del siglo XV.
Y así, mientras continúo mi camino, la emoción por Kingdom Come Deliverance 2 se intensifica. ¿Quién no querría jugársela a la suerte de surcar caminos peligrosos, enfrentarse a bandidos y descubrir secretos ocultos de un tiempo lejano? Cada progreso en este juego me recuerda que, a veces, la vida real puede ser igual de intrincada y fascinante.
En definitiva, la experiencia de jugar a Kingdom Come Deliverance me ha ofrecido más que un simple entretenimiento; ha sido una aventura transformadora, una pausa en medio del caos de la vida cotidiana y un recordatorio de que a veces se necesita un poco de valentía para embarcarse en una nueva travesía.